Vivir agradecido como actitud de vida
Aprender a vivir agradeciendo a Dios por cada simple detalle de la vida me permitió formar dentro de mi un profundo sentido de valoración de las bendiciones maravillosas que Él nos regala. Los invito a tener una nueva mirada de la vida.
¿Qué puedo agradecer?
Aprendí con el tiempo a agradecer por:
- La gloria de Dios, que me da fuerzas cada mañana.
- Mi familia, padres, hijos, hermanos.
- La vida, la dicha de darse cuenta de estar vivo!
- Mi trabajo, mis logros y objetivos alcanzados.
- El sol cálido que roza en mi cara, el aroma a césped húmedo, el sonido de hojas de otoño arrastradas por una suave brisa, el color de un árbol.
- Mi salud, posibilidad de caminar y ver.
- Una ducha caliente en un día frío.
- Compartir con un amigo una charla sin apuros.
- El aroma de una rica comida, de un buen vino o de un pan recién horneado.
- El recuerdo de haber abrazado a un ser querido.
- Lugares en mi memoria que me hicieron tan felices.
Nueva perspectiva
Esta nueva perspectiva para su vida requiere darse tiempo para reflexionar cada día acerca de la gracia de Dios, aceptando con corazón humilde la majestuosidad de las grandes cosas que Él ha hecho en mi vida.
También require alejarse de los contextos viciados por la queja. La regla es priorizar valorar antes de lamentarse.
Tener una actitud de vida de constante agradecimiento/valoración por las cosas que Dios nos obsequia asegura una paz espiritual que contagiará a su entorno para bien.